lunes, 4 de enero de 2010

a material world

Me quedo muerta esos días cuando veo a la gente desesperada por la fiebre de adquirir, consumir, gastar...
generalmente ya me entristece cuando alguien monta un espectáculo porque un mp3 se ha estropeado y la situación es irreversible. Pero estos días... que no dispongamos de un ratón o no tener un ipod de determinado color puede llegar a ser un drama!
Soy una persona consumista. Me gusta gusta comprarme cosas como a todo el mundo. Pero si mis gatos me rompen la pantalla del ordenador es sólo un ordenador. Yo tomé la decisión de tener animales y ese riesgo siempre está presente cuando tienes mascotas. A mí me llena mucho más que mis gatos vengan a mi lado a achucharme por la noche que tener un ordenador de lo más.
mi preocupación cuando alguien me dice que le han entrado en casa a robar no es que me despojen de toda la tecnología que tenemos en casa. Son sólo cosas. Si no que algo malo les ocurra a mis gatos. Soy capaz de dejar una nota en la que ponga "Sr. ladrón disponga usted de lo que quiera pero no toque a mis gatos". Lo único material que me interesa son los recuerdos que tengo de mi abuela. Pero eso también tiene un significado emocional. Son lo único que me une a ella de una manera física.
Las cosas son cosas. Son reemplazables. En mi casa hemos ido reduciendo los regalos de Navidad porque no está el horno para bollos. Al final acaba todo arrinconado y la cuenta bancaria vacía. Pero el mayor regalo es pasar un año más con mis padres y mis hermanos. Con mi sobrina, con mis amigos, con mi marido. Eso no tiene precio.
Que la gente consuma me parece bien, ya que es la forma que tengo de ganarme la vida. Pero quizá deberían reflexionar un poquito más en que si no consiguen lo que quieren para el día de Reyes al menos la persona a la que quieren obsequiar sigue presente. El regalo puede esperar.

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